jueves, 26 de junio de 2008

Entrevista a Carlos Gatti Muriel

Por: Rodrigo Yllaric y Ana María Mendoza

¿Cuál es la responsabilidad social de los jóvenes universitarios?
Yo creo que todos nos hacemos y nos construimos en sociedad. Nadie puede nada solo; es decir, el "yo" crece necesariamente en relación con otros. En ese sentido, somos en sociedad; nos hacemos en sociedad. Cada uno es un "yo" en relación con otros. No hay "yo" sin "tú", ni sin "ellos". Es por eso que todos tenemos una responsabilidad social, absolutamente todos. No solamente los universitarios, pero los universitarios, por el hecho de ser privilegiados dentro de la sociedad, tienen que asumir más responsabilidades. No se puede justificar el privilegio si no es con la responsabilidad. Entonces uno va a la universidad para liderar, para constituir élites conductoras, que promuevan a la colectividad. Uno se hace y se salva con los otros.

Entonces, ¿por qué se habla de una juventud apolítica?
Nadie es apolítico. Político viene de polis, y polis significa ciudad. Y vivimos en ciudad, el "yo" vive en ciudad en relación con el "tú". Lo que sí creo que puede haber en la juventud es cierto hartazgo ante los partidos políticos, que es diferente. Si la polis es totalidad, hay gente que entiende que gobernar o regir la polis, debe hacerse de tal modo y no de otro, es entonces cuando surgen las ideas particulares, surgen las partes, que es de donde viene la palabra partido. Lo grave está en confundir la parte con el todo, si yo gobierno solamente pensando en mi parte, en lo que piensa mi partido, olvido a otras partes y ya no gobierno para todos. Tal vez eso es lo que hemos visto mucho: partidos que gobiernan para la parte y no para el todo. El hartazgo puede venir de eso.

Pero, yendo más allá de la filiación a un partido, ¿por qué la indiferencia de la juventud?
Sucede que además del hartazgo por los partidos y por la ineficiencia de los partidos, también hay una fuerte tendencia hacia el individualismo por una mala comprensión del "yo" y de la condición de la persona. En verdad no estamos creciendo como personas si nos limitamos a una perspectiva individualista, no estamos creciendo como "yo" si nos limitamos a una perspectiva aislasionista. Pero, desgraciadamente, mucho de lo que hoy nos mueve o nos atrae es el supuesto éxito particular o el éxito individual, olvidándonos de que el bienestar de todos es básico para el bienestar individual.

El bien propio como parte del bien común...
Claro, el bien propio se deriva en buena parte del bien común.

Y con respecto a la pobreza: ¿en el Perú es un estado o una condena a perpetuidad?
El hombre no es un ser condenado; no ha nacido para ser condenado. Yo creo que el hombre se diferencia del animal en que el animal es movido solo por causas, está condenado a repetir respuestas ante las mismas causas. El hombre no. El hombre tiene fines, se mueve por fines, no por causas, y esos fines pueden ser variados. Es cierto, hay circunstancias que favorecen el progreso, como hay circunstancias que lo retardan. Entre las circunstancias que retardan el progreso están todas aquellas que surgen del individualismo, la soberbia, la ira, la violencia, la envidia. Estas circunstancias pueden hacer que uno la tenga más difícil o más fácil en su camino de búsqueda de la felicidad.
Yo diría que es la buena administración del amor, del amor al "yo". Si el "yo" se ama, necesariamente va a tener que dar cabida al otro, porque es el otro el que le va a permitir crecer. El amor al "yo", el amor al otro, lleva, indudablemente, a un crecimiento y desarrollo no sólo personal, sino de la historia en su conjunto, y a ser la base de la paz y del progreso. Como nos enseña La Odisea en la última rapsodia: es el amor, que remplaza a la venganza, el que sirve de base para que se establezca la paz, y sólo en la paz se puede dar el progreso. El hombre tiene que convencerse de que dispone del amor como instrumento. Y es eso lo que, por ejemplo, los motiva al voluntariado.
No debemos entender que la vida es una condena. Indudablemente la pobreza es un estado, y es un estado del que debemos tomar conciencia, estar en la pobreza es un malestar, y dejar que otros estén en la pobreza es también un malestar, un malestar social. Hay que saber que se está, hay que querer salir, y tercero hay que buscar el modo de salir de ese malestar. La relación querer-deber-poder, y a esto yo añadiría el "saber". Porque el saber es lo que te va a crear la idea del deber salir y lo que te va a llevar al querer salir y lo que te va a llevar a buscar los medios para poder salir.
Y en ese sentido yo felicito las iniciativas de voluntariado, porque hacen crecer a unos y a otros; y porque quien cree que da, en verdad está recibiendo; y quien cree que recibe, en verdad también está dando. Es muy positivo, y ahí se da ese juego, entre "yo" y "tú", ahí se da la colaboración.

Un tema que está siempre presente en los debates entre integrantes de UTPMP es el asistencialismo. En su opinión: ¿hasta qué punto puede el asistencialismo ser beneficioso o perjudicial?
Yo creo que el asistencialismo encierra riesgos. Uno: llevar a esta situación en la cual el otro hace por mí, y punto. Ese es un peligro. Yo me arrimo a alguien que me apoya, tengo un padrino (sea voluntariado, gobierno u organización religiosa), él hace por mí y yo me dedico a pasar el tiempo. Ese es un posible problema. Que el "yo" no se sienta impulsado a crear y a crecer, que no se enriquezca, que se limite a pasar la vida o a dejar que la vida pase por delante de él.
Visto de otra manera, quien va a ayudar puede estar movido por la compasión, y compasión significa 'padecer junto con'. Está bien. Uno empieza por ahí. Yo me siento víctima, como es víctima la persona que perdió su casa en el terremoto. Entonces ella padece y yo padezco con ella. La compasión puede ser positiva siempre y cuando sea como un primer peldaño dentro de una escalera, pero puede ser muy peligrosa si nos quedamos en el primer peldaño, porque ahí nadie hace nada.
Yo lo que creo es que no basta con padecer juntos. Esto puede justificarse siempre y cuando sea un estado transitorio e inicial que dé lugar a otro paso: la actividad. Por lo mismo, yo creo que quien va a ayudar, a asistir, para no caer en el asistencialismo, lo que tiene que hacer es ir cargado de entusiasmo y contagiar el entusiasmo por la actividad. El entusiasmo me lleva a actuar, y no ha "padecer con". Puedo empezar por "padecer con", pero eso debe llevarme a la acción.
Y no sólo quedarme yo como asistente o asistencialista al actuar, sino que tengo que contagiar la vocación por la acción al otro. Así como hay compasión, me gustaría usar una palabra que uso hace unos años, que no existe en nuestro diccionario, pero que permite ilustrarnos bien: "conacción". Lo que tenemos que hacer es desarrollar no sólo la compasión, sino la "conacción". Es decir, yo soy activo, me entusiasmo por la actividad y trato de despertar en el otro el mismo espíritu de actividad. De esa manera crecemos uno y otro y podemos soltar al otro para que camine solo, ya entusiasmado. Esta, precisamente, es una palabra muy bonita: "entusiasmo". Viene de Zeus, significa estar movido por Zeus, por un espíritu divino, capturado por una voluntad de hacer, divina.
Lo importante creo que es ser más conactivos que compasivos. Y eso significa no solo acción mía, sino colaboración, cooperación en el trabajo, ponerse en el mismo nivel de participación.

Y de esa forma se consigue mejor la idea de reciprocidad, de la que hablábamos al comienzo...
Exactamente. Y la vida se va entendiendo como un juego de iluminaciones, porque en la medida que ves que el otro crece, no solamente retroalimentas tu confianza y autoestima, sino que tú mismo vas creciendo, y entonces viene este juego de luces e iluminaciones que va de un lado a otro que llamamos amor. Bueno, dentro de esta "conacción", también buscamos cierta integración, que no sé qué tan posible sea de lograr, siendo el Perú un país tan diverso en todos sus aspectos. Entonces ¿es posible lograr esta integración y formar una sola nación peruana?
Si yo me valoro, y reconozco en el otro a mi semejante, a mi igual, yo aprendo a valorarlo, a estimarlo en su modo de ser diferente. Y esto creo que tiene una consecuencia muy positiva: las diferencias enriquecen la vida. Si todos fuéramos lo mismo, nos dedicáramos a lo mismo, pensáramos lo mismo, seríamos muchísimo más pobres. Nosotros avanzamos gracias a que hay científicos, artistas, agricultores, entonces es esa diversidad la que permite que la sociedad en conjunto avance más, y que cada uno de nosotros avance más, y que cada uno de nosotros se beneficie. A mí me parece importante la diferencia, y hay que aprender a apreciar la diferencia como algo valioso que a mí me enriquece y que me termina favoreciendo. Yo diría: la diferencia enriquece la vida. Otros encarnan ideas, modas, estilos; modos de ser, que me complementan, que yo no las tengo pero que me complementan. Yo aprovecho de un lado y de otro lado, de las diferentes culturas, de las diferentes mitologías, porque es eso lo que nos hace más grandes.
No se trata sólo de tolerar la diferencia, sino de algo más: yo aprecio al otro en su modo de ser diferente porque en su modo de ser diferente él me da lo que yo no tengo. Yo veo lo que yo no tengo, lo que yo por mí mismo y solo no podría ser. Por otro lado, yo no sé si se trate de hacer una sola nación. Tal vez queramos pensar en país. Pero un país puede estar integrado por varias naciones, por varias nacionalidades, y con sus diferencias. En ese sentido yo diría que hay que empeñarse en ser un país, que el Perú sea un país enriquecido por la diversidad. Además, la idea de nación, que es una idea propia del s. XIX, para mí, desgraciadamente fue el origen de varias guerras. Me resulta un poco dura esa palabra por las consecuencias a las que han llevado los llamados "nacionalismos": tantas muertes, tantas guerras, tantas injusticias. Yo prefiero pensar en país como un territorio en el cual conviven varias naciones armónicamente integradas y apreciando la diversidad. El Perú es un país riquísimo en diversidad.

Pero, podemos observar que el Perú no ha sabido aprovechar esta diversidad, sino más bien, ha sido un obstáculo en su desarrollo.
Exacto. ¿Por qué? Por este otro aspecto: las diferencias, o la conciencia de diferencias, tienden a generar sospecha. Toda diferencia se vuelve sospechosa, y al volverse sospechosa lleva a la intolerancia y al conflicto. Hay gente que prefiere mantenerse en la sospecha respecto del otro, porque el otro es distinto, que en descubrir la verdad. Es corriente que imaginemos que el distinto, que el ser distinto genera algo negativo. Sospechamos de lo que sentimos diverso, diferente, y esta sospecha tiende a generar la intolerancia y el conflicto.

Sobre la empresa privada en el país, se dice que olvida sus obligaciones con el país que la acoge y que no propicia el desarrollo dentro de lo que tiene posible. ¿Qué tan cierto es esto? y ¿qué rol debería cumplir la empresa privada dentro del desarrollo social?
No soy un especialista que haya estudiado el comportamiento de las empresas privadas en nuestro país, pero hay ciertas cosas que obviamente se tienen que cumplir. Por ejemplo, cumplir con las disposiciones legales vigentes. Si el país tolera ciertas conductas a ciertas empresas, sobre todo extranjeras, que no son toleradas en otros países, eso está mal. Entonces, no solo podría ser un problema de las empresas privadas sino también un problema del Estado, que tal vez por intereses particulares tolera ciertas cosas.
Creo que, en términos generales, la empresa privada tiene la función de dar ejemplo: dar ejemplo de buen funcionamiento mediante el respeto a la naturaleza, a las normas legales, a las personas; y esto es muy importante. Vuelvo a la idea del amor. Alguna vez leí en un libro muy interesante que durante buen tiempo las empresas se guiaron por la política del palo, luego se cambió por el concepto de la zanahoria: así como se hace caminar al caballo poniéndole una zanahoria adelante a la cual pretende alcanzar pero que difícilmente alcanza, también las empresas se movían con estos estímulos que ponían delante de los trabajadores. El autor hablaba de que ya habían terminado la era del palo y la era de la zanahoria, y que era el momento de la empresa movida, vuelvo a la palabra, por el amor. Esto es posible. La empresa debe verse como un organismo, y un organismo es un conjunto de órganos. La empresa debe ser un organismo bien articulado y la salud del organismo va a depender de la salud de los órganos. Claro, cuando se quiebra la armonía del conjunto, se afecta todo el organismo.
Si uno ama a la empresa en la que está, si uno ama lo que hace y lo que quiere hacer, ahí estamos en salud. Y eso puede llevar al orgullo de identificarse con la empresa en la que uno está, con esta idea de pertenencia, que es algo propio de los mitos, según dice Rollo May, "la identificación con algo colectivo". Yo me identifico con esto, hago bien las cosas, yo soy de la empresa, la empresa es mía. Ese es el principio del amor, podríamos decir.
Otro aspecto es que la empresa privada puede dar ejemplos de eficiencia y eficacia, y ese gran ejemplo puede ser aprovechado por el Estado para convertirse también, por imitación, en una empresa eficiente y eficaz. Lo que pasa es que en la empresa privada, si se hacen mal las cosas, alguien X pierde; en cambio, si en las empresas estatales se hacen mal las cosas, pierde la totalidad del país. El Estado solo no puede asumirlo todo, y más aun, en nuestro medio no estamos preparados para convertir al Estado en una realidad eficaz y eficiente, todo lo contrario.

Con respecto a las viviendas mínimas que nosotros construimos. ¿Serán realmente efectivas? Es decir, ¿qué soluciones concretas pueden brindar a las familias o a los asentamientos, los módulos que construimos?
Yo creo que sí son efectivas, pero me parece que se está resolviendo un problema de modo transitorio, y eso es fundamental para casos de emergencia. Pero es, si se quiere, un primer peldaño, tal vez en parte movido por la compasión, aunque ya ahí podría haber una "conacción" en tanto que participan ayudando a construir los propios damnificados. Pero además de eso, ya como pasos sucesivos, creo que crea ejemplo, para aprender a vivir mejor, porque, aunque sean unas casitas minúsculas, ya hay condiciones de salubridad que no existían, tal vez, en las casas que tenían antes. Y probar eso a uno lo hace decir "sí puedo vivir mejor" y también crea ejemplo para hacer: si otros pueden hacerlo, por qué yo no puedo. Entonces ahí se cumple el paso de la compasión hacia la "conacción". En ese sentido es muy útil, pero hay que verlo como un proceso, no como un resultado inmediato. Es una semilla que podrá dar origen a una planta frondosa y cargada de frutos si se administra bien.

Si no fuera ese el caso sería un asistencialismo completamente inútil....
Claro, si es que las personas no aprendieran a vivir mejor, a desarrollar capacidades que están en ellas, pero que están adormecidas.

Y sobre todo tener la intención de continuar progresando al ver que es posible hacerlo.
Por eso decía: crea ejemplo para vivir mejor y crea ejemplo para hacer.

La construcción de los módulos es una primera etapa del proyecto. Ahora estamos empezando una segunda etapa de "habilitación social". Mediante mesas de trabajo en los asentamientos creamos planes de desarrollo para las comunidades en las que se ha construido. Pero, ¿qué tan posible es esto en un país en el que se nos pone tantas trabas burocráticas?
Es difícil, indudablemente. Pero hay que educar al Estado, y el mejor predicador es el ejemplo. No es cuestión de solo ideas.
Esa es una de los motivos también de la construcción de las viviendas por voluntarios universitarios; que sirva como denuncia, el enseñarle al Estado y a la sociedad en general que algo anda mal, y que nosotros lo estamos manifestando al ir a construir con las mismas familias.
De acuerdo. Dices bien, porque acá hay que enseñar a dos: enseñar a la gente a aspirar a algo mejor, a ser activa, a ordenar su vida, a no esperar el asistencialismo; y segundo: enseñarle al Estado a ser promotor de las mejores iniciativas para ayudar a la gente y así todos salimos ganando.

En esta segunda etapa de habilitación social trabajamos con los que podrían parecer dirigentes escogidos al margen de lo que demanda el Estado, escogidos por la misma comunidad. ¿Qué beneficios y perjuicios puede traer esto?
Tú dices al margen del Estado y al margen de los poderes locales constituidos, ¿verdad? Yo creo que hay dos cosas. Por un lado puede haber problemas pero por otro beneficios. Problema: los celos. Ese es un problema grave. Hay muchas rivalidades y divisiones, como si al hombre le gustara siempre estar dividido, partido, hablando mal del otro, etc. Es una constante humana.
Por otro lado, hay organismos alternativos que pueden afectar la institucionalidad y la representatividad oficial, problema complementario con los celos, muy reales, y que no podemos negarlos porque forman parte de nuestra conducta humana. Son partes pues de la soberbia, la envidia y la ira.
Pero respecto a los beneficios; yo creo que hay que crear líderes, élites, en el sentido positivo, del que hablaba antes, gente capaz de conducir a otros. Y la idea del ejemplo. Obviamente, si un señor es efectivo, da buen ejemplo en su participación en el trabajo con ustedes, en buena hora. Los otros van a imitarlo, van a terminar aceptándolo por más celos que puedan haber. El hecho de haber sido alcalde por votación no necesariamente garantiza una eficacia; en cambio la acción, el buen ejemplo, eso puede estar justificando al hecho de que alguien asuma el cargo.

El área de Formación y Voluntariado de UTPMP organizó el martes pasado un conversatorio entre los voluntarios sobre la pregunta que le voy a hacer a continuación: ¿se puede considerar a la juventud peruana actual un agente de cambio?
Indudablemente sí. Yo diría que todos podemos ser agentes de cambio. Los muy jóvenes como ustedes y los no muy jóvenes como yo. Todos podemos ser agentes de cambio. Eso es indudable. El problema puede estar tal vez en ciertos sectores que no han salido de cierta situación de inconsciencia todavía un tanto infantil, de inmadurez, que es lo que lleva a veces a la creación de pandillas, a la adicción por las drogas, que hacen olvidar el pasado y el futuro y que crean la ilusión de un presente supuestamente feliz y sin responsabilidades. Sin embargo, al lado de eso también hay, con seguridad, ciertos sectores juveniles insensibles, movidos por el egoísmo o movidos por la soberbia. A mí me da mucha pena oír a jóvenes decir "qué me ofrece este país", en lugar de plantearse la pregunta al revés, "qué le ofrezco yo" o "qué hago yo por el país". Yo que tengo la salud, la juventud, la energía, las fuerzas. Eso es ser activo, eso no es ser puramente receptivo o pasivo. Yo sí creo que hay muy buenos ejemplos, y ustedes son uno de ellos. En ese sentido, la juventud es activa mientras se expanda esta idea, mientras se expanda esta vocación de crecer, se expanda esta "telemaquia" -dejen de ser niños para empezar a ser grandes, saliendo de la casa-...
Asumir responsabilidades...
Exacto. Asumir la responsabilidad que tienen por delante.

1 comentario:

alshes dijo...

Me quito el gorro eres un ejemplo,no escribo mas porque estoy seguro que tengo mucho que aprender eres maestro