lunes, 30 de junio de 2008

Migración en el Perú: de lo rural a lo urbano

Por: Micaela Cortés

La migración de áreas rurales hacia urbanas es un proceso que surgió hace muchos años. Con el paso del tiempo, es cada vez es más el porcentaje de la población que se desplaza a zonas urbanas, en mayoría, a ciudades en la costa. Aprovechando el censo del domingo 8 de junio, les preguntamos a aquellas personas que habían migrado desde otros departamentos hacia Lima y que actualmente viven en el asentamiento “Nueva Juventud” en Carabayllo, acerca de las razones y consecuencias a las cuales se enfrentaron durante este cambio.

Sabemos que, en términos generales, la migración se da porque las personas quieren tener más oportunidades de desarrollo, un mayor acceso a los servicios y para poder mejorar sus condiciones de vida. Algunas personas, como el señor Cristian de Huánuco o Lily Lopez de Amazonas, nos contaron que habían migrado para conseguir un mejor trabajo y para superarse a sí mismos. Sin embargo, en el caso de Cristian, uno de los primeros problemas que experimentó fue una fuerte discriminación, la cual actuó como una barrera para lograr lo que él quería.

Adela Lozano vino sola desde Iquitos y el tipo de violencia que ella sufrió fue diferente: su madrina, la cual la recibió cuando llegó a Lima, la maltrataba, a pesar que Adela la ayudaba en la crianza de los hijos. En realidad, haberse mudado no cambió su situación: en Iquitos, ella vivía en una zona urbana y sus preocupaciones eran las mismas que las que tiene acá. Son 8 las personas que habitan en su vivienda, 50 soles los que gana semanalmente y 0 el número de servicios con los que cuenta.

Otras personas migran con su familia completa. Un jefe de familia de Huánuco viajó a Lima con su madre, su esposa y sus hijos y se quedó para conseguir un trabajo que le permitiera mantener a su familia. Ellos, no tienen una casa propia: viven en un cuarto alquilado.

Así, hay muchos casos. Seguro que entre las casas que hemos construido, más de una familia es proveniente de una zona rural de nuestro país y viajó a la ciudad buscando mejorar sus condiciones de vida. Creo que no hace falta recalcar la situación en la que viven estas familias: lo hemos visto con nuestros propios ojos y lo hacemos cada vez que vamos a un asentamiento. Ahora, es cuestión de ponernos a pensar qué podemos hacer para mejorar esta situación, cómo podemos ayudar para que los miles de inmigrantes que se instalan en la capital de nuestro país no terminen experimentando los malos efectos que trae consigo la migración.

Es parte de la mente humana buscar mejores oportunidades y una mejor calidad de vida. Sin embargo, debemos de ser concientes del daño que está causando esta migración y cómo, por ella, las dificultades de desarrollo en la ciudad y en nuestro país siguen incrementando.

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