lunes, 30 de junio de 2008

“El Perú vs. La pobreza: ¿Cómo haríamos?"

por: Nae Hanashiro



Hace unas semanas, tuvimos un seminario en distintas universidades. El jueves 19 de junio, en la PUCP, tuvimos de invitados a los economistas Pedro Francke y Enrique Vásquez y a Álvaro Calado, actual director de Habilitación Social, quienes expusieron sobre el tema de la pobreza.

Nuestro primer expositor fue Pedro Francke (economista. Actualmente es profesor de Economía de la PUCP y Director de la revista "Bajo la Lupa"). Francke nos explicó en líneas generales el tema de la pobreza rural y la pobreza urbana. Para empezar, señaló que la pobreza puede verse desde diversos niveles y dimensiones. No obstante, a él le parece importante diferenciar entre la pobreza rural y la urbana. Sobre la primera, podemos decir que su situación es bastante más drástica. Hay veces que no hay luz, agua potable, centros de salud precarios, etc. En términos estadísticos, se ve que hay más personas en situación de pobreza en los ambientes rurales (en comparación con el espacio urbano). El 60% (o más) de las personas que viven en zonas rurales, viven en situación de pobreza. En otras palabras, es una población que gana menos de 120 soles al mes por persona.

Llegado a éste punto, se planteó la pregunta de por qué son pobres. “Hace algunos años” explicaba Francke,”…pensaba que aquellos que eran pobres, lo eran porque, tal vez, no se esforzaban mucho”. No obstante, por medio de cálculos matemáticos, llegó a la conclusión de que él ganaba, digamos, 100 veces más que una persona en situación de pobreza
. “Entonces”, se preguntó nuestro expositor, “¿Eso quiere decir que yo me esfuerzo 100 veces más que una persona en situación de pobreza?”.

Lo que sucede, señaló, es que el Perú es altamente desigual, lo cual conlleva (en parte) a la pobreza. Esta última se puede ver en la educación, salud, etc. En el caso de la educación es bastante evidente. Aunque más resaltante es en la zonas rurales. Es en dichos lugares que tenemos colegios unidocentes. Estos son colegios en los que puede haber treinta alumnos entre 6 a 12 años con un mismo profesor, en una misma clase.

Todo esto nos lleva a resaltar la brecha que hay entre la situación de pobreza en la ciudad y la que hay en el campo. Tenemos que 10 o 12 por mil niños mueren cada año en Lima, pero en Huancavelica es de 80 por mil.La causa más común, de esto, son las infecciones respiratorias agudas, que se dan tanto por el frío como por consecuencia de que se cocine dentro de la vivienda. Otras causas de mortalidad son las diarreas (se evidencia el problema del agua), la desnutrición, que va acompañada de dietas inapropiadas, entre otros.

El Estado hace mucho o poco con respecto a la pobreza. No obstante, señala Francke, la sociedad no ejerce mucha presión sobre este tema. De alguna manera, la intervención del Estado, puede ser estimulada por la presión que ejerza la sociedad.

Después de ver, de manera general, el tema de la pobreza, Enrique Vásquez (economista de la UP, M.Sc y Ph.D. en Política en la Universidad de Oxford, especialista en políticas y programas de lucha contra la pobreza) expuso enfocándose en el tema de la gestión.

Primero, se centró en el tema del gobierno de Alan García, quien se planteó, como metas al 2011, cuatro puntos:
o Lucha contra la pobreza
o Erradicación de desnutrición crónica infantil
o Mejora de la salud de madres y niños menores de 5 años
o La calidad educativa como prioridad
Vásquez indica que hay un presupuesto “alto” para este programa, pero que el problema es la ejecución de los recursos. Solo el 43% de los recursos, se ha podido ejecutar (adecuadamente).

¿A qué se refiere con esto?
Vásquez pone un ejemplo: En Tumbes, hay una plaza bien grande, cuya construcción y arreglo requirió una gran cantidad de plata. La plaza era en honor al árbitro. Esta situación, es poco coherente con el entorno de pobreza. Un caso similar se ve en Madre de Dios, donde se instaló un mirador con ascensor.

Soluciones costo – efectivas
Para Vásquez, lo que debería cambiar es la regresividad en el gasto público. ¿Qué es la regresividad? Un ejemplo, en los 5 departamentos con menos carencias se recibe el doble de recursos que los 5 departamentos más pobres del país (esto, en términos de salud). Entonces, la problemática recae en que se invierte de manera inequitativa. (Se les da más a los que tienen más): hay un escaso gasto de capital en los departamentos más pobres.

La propuesta de Vásquez es que se invierta el orden en tres puntos importantes:
1. En la educación. La educación inicial es bien importante, ya que a la larga, es más rentable, aun más que la educación secundaria
2. Hay gran exclusión por la presencia de la regresividad del gasto.
3. Hay dinero pero no se atiende adecuadamente.
Para el desarrollo de capital humano no solo debe actuar el Estado. Puede haber tercerización (el Estado deja que otras instituciones se encarguen de estos temas. Tal es el trabajo de las ONG’S, etc.)

Es en torno a esto que Vásquez plantea los elementos necesarios para tratar la pobreza. Por un lado, se debe mejorar la calidad del capital humano (salud, educación, nutrición, políticas seguridad. Asimismo, desarrollar su capital físico (agua y desagüe, techo, caminos, telefonía). Finalmente, se debe vincular a la persona con el mercado (para evitar exclusión) y así, aumentar la capacidad de las personas.

En síntesis, la presentación de Enrique Vásquez señala las problemáticas de la gestión del Estado, en torno al tema de la pobreza. Para finalizar, hace énfasis en la falta de desarrollo de las capacidades técnicas (del Estado), lo cual conlleva al problema de calidad de administración pública y su orientación a favor de los más pobres.

Hacia el final del seminario, Álvaro Calado (Sociólogo de la PUCP y actual director de Habilitación Social de UTPMP) habló sobre el enfoque de la pobreza con el que trabaja UTPMP. Este es el AVEO: Activos, Vulnerabilidad y Estructura de Oportunidades

Primero pasaremos a explicar los conceptos para luego llegar al punto central. Todas las familias tienen recursos (estos pueden ser materiales o inmateriales). Por otra parte, tenemos el término “el activo”. Los activos son aquellos recursos que permiten alcanzar los niveles de bienestar propios de la sociedad moderna. La posesión de activos determina la capacidad de familias de aprovechar la estructura de oportunidades.

¿Qué es la estructura de oportunidades?
La probabilidad de acceso a bienes, servicios o al desempeño de actividades que inciden sobre el bienestar de las familias. Lo que se busca, entonces, es que los recursos se transformen en activos. Los recursos de las familias en situación de pobreza se dividen en: trabajo, capital humano, los recursos productivos, las relaciones en el hogar y el capital social.

Dentro de todo esto, cuál es la diferencia entre recurso y activo. El recurso es un bien material o inmaterial. Un recurso se convierte en activo cuando permite que las familias aprovechen la estructura de oportunidades. Conjuntamente, tenemos el término “pasivo”. El pasivo va a ser la barrera que impide la utilización de los recursos que uno posee, lo cual implica la transformación de un recurso a un activo o la acumulación de estos últimos. Es decir, no permite aprovechar la estructura de oportunidades.

UTPMP ve la vivienda como un activo, puesto que satisface necesidades habitacionales, puede ser empleada para actividades productivas dentro del hogar y desarrolla estrategias de incorporación (se invita gente a la casa, se establecen relaciones familiares y de amistad).

Además de la construcción de la vivienda, tenemos el trabajo de Habilitación Social, el cual actúa según las necesidades identificadas en la comunidad.

Dicen que Ramón Castilla no ha firmado la libertad…

por: Rodrigo Yllaric

1.
-Chupetes…caramelos…cigarrillos….chupetes…cigarrillos…caramelos…chupetes… ¿cigarros señor?...veinte centavitos…gracias…chupetes…caramelos…cigarrillos…
Los atardeceres en Huancayo suelen ser bonitos. Sentada la gente en la Plaza de la Constitución, miran como el sol va alternando sus colores, haciéndose estos cada vez menos descriptibles. Ventiscas vienen y pasan, a veces algo fuertes y a veces, como si ahorraran energía, depositan sólo el aire necesario para refrescar los rostros cansados de aquellos hombres que regresan de trabajar.
Los viernes en Huancayo, como en toda provincia que sabe hacerse respetar, son alegres. Las risas de los grupos animosos resuenan en las paredes de la catedral, haciendo creer que es el valle entero quien se ríe de nosotros.
-Cigarrillos…chupetes…caramelos…
También hace su frío. Estela tiene por eso que cuidarse la garganta, no vaya a ser que, como ya ha ocurrido otras veces, se le apague la voz, perdiendo así su principal herramienta de trabajo.
-Cigarros…caramelos…caramelos de limón…chupetes…cigarros…
Casi al centro de la plaza, Ramón Castilla la mira, burlón.
“En homenaje al mariscal Don Ramón Castilla, en agradecimiento por la abolición de la esclavitud”
En placa dorada y con respectivas firmas de las autoridades correspondientes, la frase sarcástica parece dirigirse a Estela con sorna.
-Chupetes…cigarrillos…caramelos…cigarros…compre caramelo de limón…

2.
-Ayer ha muerto mi padre. Me ha dejado la casita, y los patos que tenía; voy a engordarlos para convidarlos en su velorio. Los vecinos lo querían, así que supongo que irá bastante gente, y como ya no tengo a mi mamá…voy a tener que cocinar todititito yo solita nomás. Tal vez le pida ayuda a la Rosa, pero ella anda tan ocupada con lo de su hijito que no creo que le quede tiempo para cocinar en casa ajena.
Ojalá que venga el Héctor. Me dijo que venía para llevarme a Lima, pero no sé todavía si quiera ir. Dice que acá no podemos tener a nuestros hijitos, que más progreso hay allá, y que vayamos y vayamos y vayamos. En el fondo tiene razón: vendiendo caramelos no saco casi nada, y vendiendo hierbas en la feria los domingos, tampoco se saca mucho. Allá en Lima hay harto para vender.
Lo que me preocupa es el clima…el cielo allá es grisgrisgris… “¿Cómo van a crecer allá mis hijitos?”, le pregunté el otro día al Héctor…el dice que uno se acostumbra…que al final le agarra cariño al clima loco. “¿Y la casa?” le pregunté “se consigue nomás” me dijo, “yo tengo un dinerito ahorrado, y a mis primas que están por allá. Tú en cambio…” Se quedó calladito, el Héctor, al ver que me venía la llorona por hacerme acordar que ya toda mi familia se había muerto. Pero si pues, tiene razón: acá no tenemos parientes, allá siquiera están sus primas…

3.
-Cigarrillos….caramelos….caramelos…lleve cigarros…chupete…caramelos…
-¡Esteeelaaaa!
-¡Héctor!
Corrió Estela a abrazar a Héctor.
-Mira.
Héctor le enseñó un papel doblado cuidadosamente en dos.
-Es una constancia de propiedad...he comprado un terrenito en Carabayllo, allá en Lima, y nos están esperando los cartones y los plásticos para empezar a armar la casita…momentáneo nomás, no te preocupes, que ya después…¡puf!...para arriba y con su jardinzote en la entrada…
-¡Héctor loco!
Estela abrazó a Héctor.

4.
Los atardeceres en Carabayllo, si bien no son tristes, tampoco son del todo alegres. A veces, cuando no está muy nublado, se puede ver el sol caer sobre la ciudad que crece al pie del cerro.

5.
-Cuando nació mi segunda hijita pusimos el piso falso. Es que me preocupaba yo de que crezca en la tierra, pues, acá todo es tierra…aunque la tierra también tiene su buena cosa, ah, mi hijita la primera, en la tierra y todo creció pero me salió inteligente. Ha sido siempre la primera de su salón, y para qué, ha tenido suerte porque su tía le paga colegio particular.
Dos mujercitas tengo. Creo que si el tercero hubiera nacido hubiera sido hombrecito, pero lo perdí cuando me caí por cargar el agua…por algo habrá sido…todo pasa por algo…
Sigo vendiendo hierbas, en el mercado de allá abajo, algunos días nomás. Y para qué, gano lo mismo que ganaba en Huancayo…pero ya cómo vamos a regresar pues…aunque de esterita nomás y forrada con plástico, le he agarrado cariño a la casita. Con nuestras manos la hemos armado pues. Además, la junta directiva dice que ya para octubre nos ponen agua y desagüe…qué bueno, porque ahora la plata, si no se me va en comida, se me va en agua…

6.
Todavía Ramón Castilla mira a Estela con burla desde la Plaza de la Constitución. A veces a Estela, mientras está sentada en la tarde viendo a su hija jugar afuera, le parece verlo.
“¡Bah!”, piensa, “con lo que cuesta esa placa dorada que tiene, podría comprar nuevos plásticos para mi techo, que ya vi que en invierno va a gotear duro…”

Migración en el Perú: de lo rural a lo urbano

Por: Micaela Cortés

La migración de áreas rurales hacia urbanas es un proceso que surgió hace muchos años. Con el paso del tiempo, es cada vez es más el porcentaje de la población que se desplaza a zonas urbanas, en mayoría, a ciudades en la costa. Aprovechando el censo del domingo 8 de junio, les preguntamos a aquellas personas que habían migrado desde otros departamentos hacia Lima y que actualmente viven en el asentamiento “Nueva Juventud” en Carabayllo, acerca de las razones y consecuencias a las cuales se enfrentaron durante este cambio.

Sabemos que, en términos generales, la migración se da porque las personas quieren tener más oportunidades de desarrollo, un mayor acceso a los servicios y para poder mejorar sus condiciones de vida. Algunas personas, como el señor Cristian de Huánuco o Lily Lopez de Amazonas, nos contaron que habían migrado para conseguir un mejor trabajo y para superarse a sí mismos. Sin embargo, en el caso de Cristian, uno de los primeros problemas que experimentó fue una fuerte discriminación, la cual actuó como una barrera para lograr lo que él quería.

Adela Lozano vino sola desde Iquitos y el tipo de violencia que ella sufrió fue diferente: su madrina, la cual la recibió cuando llegó a Lima, la maltrataba, a pesar que Adela la ayudaba en la crianza de los hijos. En realidad, haberse mudado no cambió su situación: en Iquitos, ella vivía en una zona urbana y sus preocupaciones eran las mismas que las que tiene acá. Son 8 las personas que habitan en su vivienda, 50 soles los que gana semanalmente y 0 el número de servicios con los que cuenta.

Otras personas migran con su familia completa. Un jefe de familia de Huánuco viajó a Lima con su madre, su esposa y sus hijos y se quedó para conseguir un trabajo que le permitiera mantener a su familia. Ellos, no tienen una casa propia: viven en un cuarto alquilado.

Así, hay muchos casos. Seguro que entre las casas que hemos construido, más de una familia es proveniente de una zona rural de nuestro país y viajó a la ciudad buscando mejorar sus condiciones de vida. Creo que no hace falta recalcar la situación en la que viven estas familias: lo hemos visto con nuestros propios ojos y lo hacemos cada vez que vamos a un asentamiento. Ahora, es cuestión de ponernos a pensar qué podemos hacer para mejorar esta situación, cómo podemos ayudar para que los miles de inmigrantes que se instalan en la capital de nuestro país no terminen experimentando los malos efectos que trae consigo la migración.

Es parte de la mente humana buscar mejores oportunidades y una mejor calidad de vida. Sin embargo, debemos de ser concientes del daño que está causando esta migración y cómo, por ella, las dificultades de desarrollo en la ciudad y en nuestro país siguen incrementando.

jueves, 26 de junio de 2008

Entrevista a Carlos Gatti Muriel

Por: Rodrigo Yllaric y Ana María Mendoza

¿Cuál es la responsabilidad social de los jóvenes universitarios?
Yo creo que todos nos hacemos y nos construimos en sociedad. Nadie puede nada solo; es decir, el "yo" crece necesariamente en relación con otros. En ese sentido, somos en sociedad; nos hacemos en sociedad. Cada uno es un "yo" en relación con otros. No hay "yo" sin "tú", ni sin "ellos". Es por eso que todos tenemos una responsabilidad social, absolutamente todos. No solamente los universitarios, pero los universitarios, por el hecho de ser privilegiados dentro de la sociedad, tienen que asumir más responsabilidades. No se puede justificar el privilegio si no es con la responsabilidad. Entonces uno va a la universidad para liderar, para constituir élites conductoras, que promuevan a la colectividad. Uno se hace y se salva con los otros.

Entonces, ¿por qué se habla de una juventud apolítica?
Nadie es apolítico. Político viene de polis, y polis significa ciudad. Y vivimos en ciudad, el "yo" vive en ciudad en relación con el "tú". Lo que sí creo que puede haber en la juventud es cierto hartazgo ante los partidos políticos, que es diferente. Si la polis es totalidad, hay gente que entiende que gobernar o regir la polis, debe hacerse de tal modo y no de otro, es entonces cuando surgen las ideas particulares, surgen las partes, que es de donde viene la palabra partido. Lo grave está en confundir la parte con el todo, si yo gobierno solamente pensando en mi parte, en lo que piensa mi partido, olvido a otras partes y ya no gobierno para todos. Tal vez eso es lo que hemos visto mucho: partidos que gobiernan para la parte y no para el todo. El hartazgo puede venir de eso.

Pero, yendo más allá de la filiación a un partido, ¿por qué la indiferencia de la juventud?
Sucede que además del hartazgo por los partidos y por la ineficiencia de los partidos, también hay una fuerte tendencia hacia el individualismo por una mala comprensión del "yo" y de la condición de la persona. En verdad no estamos creciendo como personas si nos limitamos a una perspectiva individualista, no estamos creciendo como "yo" si nos limitamos a una perspectiva aislasionista. Pero, desgraciadamente, mucho de lo que hoy nos mueve o nos atrae es el supuesto éxito particular o el éxito individual, olvidándonos de que el bienestar de todos es básico para el bienestar individual.

El bien propio como parte del bien común...
Claro, el bien propio se deriva en buena parte del bien común.

Y con respecto a la pobreza: ¿en el Perú es un estado o una condena a perpetuidad?
El hombre no es un ser condenado; no ha nacido para ser condenado. Yo creo que el hombre se diferencia del animal en que el animal es movido solo por causas, está condenado a repetir respuestas ante las mismas causas. El hombre no. El hombre tiene fines, se mueve por fines, no por causas, y esos fines pueden ser variados. Es cierto, hay circunstancias que favorecen el progreso, como hay circunstancias que lo retardan. Entre las circunstancias que retardan el progreso están todas aquellas que surgen del individualismo, la soberbia, la ira, la violencia, la envidia. Estas circunstancias pueden hacer que uno la tenga más difícil o más fácil en su camino de búsqueda de la felicidad.
Yo diría que es la buena administración del amor, del amor al "yo". Si el "yo" se ama, necesariamente va a tener que dar cabida al otro, porque es el otro el que le va a permitir crecer. El amor al "yo", el amor al otro, lleva, indudablemente, a un crecimiento y desarrollo no sólo personal, sino de la historia en su conjunto, y a ser la base de la paz y del progreso. Como nos enseña La Odisea en la última rapsodia: es el amor, que remplaza a la venganza, el que sirve de base para que se establezca la paz, y sólo en la paz se puede dar el progreso. El hombre tiene que convencerse de que dispone del amor como instrumento. Y es eso lo que, por ejemplo, los motiva al voluntariado.
No debemos entender que la vida es una condena. Indudablemente la pobreza es un estado, y es un estado del que debemos tomar conciencia, estar en la pobreza es un malestar, y dejar que otros estén en la pobreza es también un malestar, un malestar social. Hay que saber que se está, hay que querer salir, y tercero hay que buscar el modo de salir de ese malestar. La relación querer-deber-poder, y a esto yo añadiría el "saber". Porque el saber es lo que te va a crear la idea del deber salir y lo que te va a llevar al querer salir y lo que te va a llevar a buscar los medios para poder salir.
Y en ese sentido yo felicito las iniciativas de voluntariado, porque hacen crecer a unos y a otros; y porque quien cree que da, en verdad está recibiendo; y quien cree que recibe, en verdad también está dando. Es muy positivo, y ahí se da ese juego, entre "yo" y "tú", ahí se da la colaboración.

Un tema que está siempre presente en los debates entre integrantes de UTPMP es el asistencialismo. En su opinión: ¿hasta qué punto puede el asistencialismo ser beneficioso o perjudicial?
Yo creo que el asistencialismo encierra riesgos. Uno: llevar a esta situación en la cual el otro hace por mí, y punto. Ese es un peligro. Yo me arrimo a alguien que me apoya, tengo un padrino (sea voluntariado, gobierno u organización religiosa), él hace por mí y yo me dedico a pasar el tiempo. Ese es un posible problema. Que el "yo" no se sienta impulsado a crear y a crecer, que no se enriquezca, que se limite a pasar la vida o a dejar que la vida pase por delante de él.
Visto de otra manera, quien va a ayudar puede estar movido por la compasión, y compasión significa 'padecer junto con'. Está bien. Uno empieza por ahí. Yo me siento víctima, como es víctima la persona que perdió su casa en el terremoto. Entonces ella padece y yo padezco con ella. La compasión puede ser positiva siempre y cuando sea como un primer peldaño dentro de una escalera, pero puede ser muy peligrosa si nos quedamos en el primer peldaño, porque ahí nadie hace nada.
Yo lo que creo es que no basta con padecer juntos. Esto puede justificarse siempre y cuando sea un estado transitorio e inicial que dé lugar a otro paso: la actividad. Por lo mismo, yo creo que quien va a ayudar, a asistir, para no caer en el asistencialismo, lo que tiene que hacer es ir cargado de entusiasmo y contagiar el entusiasmo por la actividad. El entusiasmo me lleva a actuar, y no ha "padecer con". Puedo empezar por "padecer con", pero eso debe llevarme a la acción.
Y no sólo quedarme yo como asistente o asistencialista al actuar, sino que tengo que contagiar la vocación por la acción al otro. Así como hay compasión, me gustaría usar una palabra que uso hace unos años, que no existe en nuestro diccionario, pero que permite ilustrarnos bien: "conacción". Lo que tenemos que hacer es desarrollar no sólo la compasión, sino la "conacción". Es decir, yo soy activo, me entusiasmo por la actividad y trato de despertar en el otro el mismo espíritu de actividad. De esa manera crecemos uno y otro y podemos soltar al otro para que camine solo, ya entusiasmado. Esta, precisamente, es una palabra muy bonita: "entusiasmo". Viene de Zeus, significa estar movido por Zeus, por un espíritu divino, capturado por una voluntad de hacer, divina.
Lo importante creo que es ser más conactivos que compasivos. Y eso significa no solo acción mía, sino colaboración, cooperación en el trabajo, ponerse en el mismo nivel de participación.

Y de esa forma se consigue mejor la idea de reciprocidad, de la que hablábamos al comienzo...
Exactamente. Y la vida se va entendiendo como un juego de iluminaciones, porque en la medida que ves que el otro crece, no solamente retroalimentas tu confianza y autoestima, sino que tú mismo vas creciendo, y entonces viene este juego de luces e iluminaciones que va de un lado a otro que llamamos amor. Bueno, dentro de esta "conacción", también buscamos cierta integración, que no sé qué tan posible sea de lograr, siendo el Perú un país tan diverso en todos sus aspectos. Entonces ¿es posible lograr esta integración y formar una sola nación peruana?
Si yo me valoro, y reconozco en el otro a mi semejante, a mi igual, yo aprendo a valorarlo, a estimarlo en su modo de ser diferente. Y esto creo que tiene una consecuencia muy positiva: las diferencias enriquecen la vida. Si todos fuéramos lo mismo, nos dedicáramos a lo mismo, pensáramos lo mismo, seríamos muchísimo más pobres. Nosotros avanzamos gracias a que hay científicos, artistas, agricultores, entonces es esa diversidad la que permite que la sociedad en conjunto avance más, y que cada uno de nosotros avance más, y que cada uno de nosotros se beneficie. A mí me parece importante la diferencia, y hay que aprender a apreciar la diferencia como algo valioso que a mí me enriquece y que me termina favoreciendo. Yo diría: la diferencia enriquece la vida. Otros encarnan ideas, modas, estilos; modos de ser, que me complementan, que yo no las tengo pero que me complementan. Yo aprovecho de un lado y de otro lado, de las diferentes culturas, de las diferentes mitologías, porque es eso lo que nos hace más grandes.
No se trata sólo de tolerar la diferencia, sino de algo más: yo aprecio al otro en su modo de ser diferente porque en su modo de ser diferente él me da lo que yo no tengo. Yo veo lo que yo no tengo, lo que yo por mí mismo y solo no podría ser. Por otro lado, yo no sé si se trate de hacer una sola nación. Tal vez queramos pensar en país. Pero un país puede estar integrado por varias naciones, por varias nacionalidades, y con sus diferencias. En ese sentido yo diría que hay que empeñarse en ser un país, que el Perú sea un país enriquecido por la diversidad. Además, la idea de nación, que es una idea propia del s. XIX, para mí, desgraciadamente fue el origen de varias guerras. Me resulta un poco dura esa palabra por las consecuencias a las que han llevado los llamados "nacionalismos": tantas muertes, tantas guerras, tantas injusticias. Yo prefiero pensar en país como un territorio en el cual conviven varias naciones armónicamente integradas y apreciando la diversidad. El Perú es un país riquísimo en diversidad.

Pero, podemos observar que el Perú no ha sabido aprovechar esta diversidad, sino más bien, ha sido un obstáculo en su desarrollo.
Exacto. ¿Por qué? Por este otro aspecto: las diferencias, o la conciencia de diferencias, tienden a generar sospecha. Toda diferencia se vuelve sospechosa, y al volverse sospechosa lleva a la intolerancia y al conflicto. Hay gente que prefiere mantenerse en la sospecha respecto del otro, porque el otro es distinto, que en descubrir la verdad. Es corriente que imaginemos que el distinto, que el ser distinto genera algo negativo. Sospechamos de lo que sentimos diverso, diferente, y esta sospecha tiende a generar la intolerancia y el conflicto.

Sobre la empresa privada en el país, se dice que olvida sus obligaciones con el país que la acoge y que no propicia el desarrollo dentro de lo que tiene posible. ¿Qué tan cierto es esto? y ¿qué rol debería cumplir la empresa privada dentro del desarrollo social?
No soy un especialista que haya estudiado el comportamiento de las empresas privadas en nuestro país, pero hay ciertas cosas que obviamente se tienen que cumplir. Por ejemplo, cumplir con las disposiciones legales vigentes. Si el país tolera ciertas conductas a ciertas empresas, sobre todo extranjeras, que no son toleradas en otros países, eso está mal. Entonces, no solo podría ser un problema de las empresas privadas sino también un problema del Estado, que tal vez por intereses particulares tolera ciertas cosas.
Creo que, en términos generales, la empresa privada tiene la función de dar ejemplo: dar ejemplo de buen funcionamiento mediante el respeto a la naturaleza, a las normas legales, a las personas; y esto es muy importante. Vuelvo a la idea del amor. Alguna vez leí en un libro muy interesante que durante buen tiempo las empresas se guiaron por la política del palo, luego se cambió por el concepto de la zanahoria: así como se hace caminar al caballo poniéndole una zanahoria adelante a la cual pretende alcanzar pero que difícilmente alcanza, también las empresas se movían con estos estímulos que ponían delante de los trabajadores. El autor hablaba de que ya habían terminado la era del palo y la era de la zanahoria, y que era el momento de la empresa movida, vuelvo a la palabra, por el amor. Esto es posible. La empresa debe verse como un organismo, y un organismo es un conjunto de órganos. La empresa debe ser un organismo bien articulado y la salud del organismo va a depender de la salud de los órganos. Claro, cuando se quiebra la armonía del conjunto, se afecta todo el organismo.
Si uno ama a la empresa en la que está, si uno ama lo que hace y lo que quiere hacer, ahí estamos en salud. Y eso puede llevar al orgullo de identificarse con la empresa en la que uno está, con esta idea de pertenencia, que es algo propio de los mitos, según dice Rollo May, "la identificación con algo colectivo". Yo me identifico con esto, hago bien las cosas, yo soy de la empresa, la empresa es mía. Ese es el principio del amor, podríamos decir.
Otro aspecto es que la empresa privada puede dar ejemplos de eficiencia y eficacia, y ese gran ejemplo puede ser aprovechado por el Estado para convertirse también, por imitación, en una empresa eficiente y eficaz. Lo que pasa es que en la empresa privada, si se hacen mal las cosas, alguien X pierde; en cambio, si en las empresas estatales se hacen mal las cosas, pierde la totalidad del país. El Estado solo no puede asumirlo todo, y más aun, en nuestro medio no estamos preparados para convertir al Estado en una realidad eficaz y eficiente, todo lo contrario.

Con respecto a las viviendas mínimas que nosotros construimos. ¿Serán realmente efectivas? Es decir, ¿qué soluciones concretas pueden brindar a las familias o a los asentamientos, los módulos que construimos?
Yo creo que sí son efectivas, pero me parece que se está resolviendo un problema de modo transitorio, y eso es fundamental para casos de emergencia. Pero es, si se quiere, un primer peldaño, tal vez en parte movido por la compasión, aunque ya ahí podría haber una "conacción" en tanto que participan ayudando a construir los propios damnificados. Pero además de eso, ya como pasos sucesivos, creo que crea ejemplo, para aprender a vivir mejor, porque, aunque sean unas casitas minúsculas, ya hay condiciones de salubridad que no existían, tal vez, en las casas que tenían antes. Y probar eso a uno lo hace decir "sí puedo vivir mejor" y también crea ejemplo para hacer: si otros pueden hacerlo, por qué yo no puedo. Entonces ahí se cumple el paso de la compasión hacia la "conacción". En ese sentido es muy útil, pero hay que verlo como un proceso, no como un resultado inmediato. Es una semilla que podrá dar origen a una planta frondosa y cargada de frutos si se administra bien.

Si no fuera ese el caso sería un asistencialismo completamente inútil....
Claro, si es que las personas no aprendieran a vivir mejor, a desarrollar capacidades que están en ellas, pero que están adormecidas.

Y sobre todo tener la intención de continuar progresando al ver que es posible hacerlo.
Por eso decía: crea ejemplo para vivir mejor y crea ejemplo para hacer.

La construcción de los módulos es una primera etapa del proyecto. Ahora estamos empezando una segunda etapa de "habilitación social". Mediante mesas de trabajo en los asentamientos creamos planes de desarrollo para las comunidades en las que se ha construido. Pero, ¿qué tan posible es esto en un país en el que se nos pone tantas trabas burocráticas?
Es difícil, indudablemente. Pero hay que educar al Estado, y el mejor predicador es el ejemplo. No es cuestión de solo ideas.
Esa es una de los motivos también de la construcción de las viviendas por voluntarios universitarios; que sirva como denuncia, el enseñarle al Estado y a la sociedad en general que algo anda mal, y que nosotros lo estamos manifestando al ir a construir con las mismas familias.
De acuerdo. Dices bien, porque acá hay que enseñar a dos: enseñar a la gente a aspirar a algo mejor, a ser activa, a ordenar su vida, a no esperar el asistencialismo; y segundo: enseñarle al Estado a ser promotor de las mejores iniciativas para ayudar a la gente y así todos salimos ganando.

En esta segunda etapa de habilitación social trabajamos con los que podrían parecer dirigentes escogidos al margen de lo que demanda el Estado, escogidos por la misma comunidad. ¿Qué beneficios y perjuicios puede traer esto?
Tú dices al margen del Estado y al margen de los poderes locales constituidos, ¿verdad? Yo creo que hay dos cosas. Por un lado puede haber problemas pero por otro beneficios. Problema: los celos. Ese es un problema grave. Hay muchas rivalidades y divisiones, como si al hombre le gustara siempre estar dividido, partido, hablando mal del otro, etc. Es una constante humana.
Por otro lado, hay organismos alternativos que pueden afectar la institucionalidad y la representatividad oficial, problema complementario con los celos, muy reales, y que no podemos negarlos porque forman parte de nuestra conducta humana. Son partes pues de la soberbia, la envidia y la ira.
Pero respecto a los beneficios; yo creo que hay que crear líderes, élites, en el sentido positivo, del que hablaba antes, gente capaz de conducir a otros. Y la idea del ejemplo. Obviamente, si un señor es efectivo, da buen ejemplo en su participación en el trabajo con ustedes, en buena hora. Los otros van a imitarlo, van a terminar aceptándolo por más celos que puedan haber. El hecho de haber sido alcalde por votación no necesariamente garantiza una eficacia; en cambio la acción, el buen ejemplo, eso puede estar justificando al hecho de que alguien asuma el cargo.

El área de Formación y Voluntariado de UTPMP organizó el martes pasado un conversatorio entre los voluntarios sobre la pregunta que le voy a hacer a continuación: ¿se puede considerar a la juventud peruana actual un agente de cambio?
Indudablemente sí. Yo diría que todos podemos ser agentes de cambio. Los muy jóvenes como ustedes y los no muy jóvenes como yo. Todos podemos ser agentes de cambio. Eso es indudable. El problema puede estar tal vez en ciertos sectores que no han salido de cierta situación de inconsciencia todavía un tanto infantil, de inmadurez, que es lo que lleva a veces a la creación de pandillas, a la adicción por las drogas, que hacen olvidar el pasado y el futuro y que crean la ilusión de un presente supuestamente feliz y sin responsabilidades. Sin embargo, al lado de eso también hay, con seguridad, ciertos sectores juveniles insensibles, movidos por el egoísmo o movidos por la soberbia. A mí me da mucha pena oír a jóvenes decir "qué me ofrece este país", en lugar de plantearse la pregunta al revés, "qué le ofrezco yo" o "qué hago yo por el país". Yo que tengo la salud, la juventud, la energía, las fuerzas. Eso es ser activo, eso no es ser puramente receptivo o pasivo. Yo sí creo que hay muy buenos ejemplos, y ustedes son uno de ellos. En ese sentido, la juventud es activa mientras se expanda esta idea, mientras se expanda esta vocación de crecer, se expanda esta "telemaquia" -dejen de ser niños para empezar a ser grandes, saliendo de la casa-...
Asumir responsabilidades...
Exacto. Asumir la responsabilidad que tienen por delante.

miércoles, 25 de junio de 2008

Trabajadoras del Hogar

Resumen Cháchara Trabajadoras del Hogar - Volumen 2



En el texto de Teresa Ojeda Parra “Prisiones Domésticas: Ciudadanías Restingidas”, Ojeda nos da un panorama de la situación de las trabajadoras del hogar, a nivel de América Latina y, especialmente, del Perú. En un inicio, Ojeda define quiénes entran dentro de la categoría de “trabajadora del hogar”. Evidentemente, la definición propuesta es una generalización que va a permitir, de manera teórica, determinar este rol que es integrado por un grupo tan heterogéneo. Es entonces que trabajador/a del hogar es “la persona que presta sus servicios remunerados en un hogar ajeno (cocinera, ama de llaves, lavandera, mayordomo, chofer)”.

Los orígenes de este trabajo se remonta a la colonización española. En aquel entonces, la trabajadora del hogar se encargaba de las diversas tareas domésticas. La raza de la servidumbre variaba según la ubicación, no obstante, los indígenas eran los más comunes y los que recibían menor salario. La manera de salario tomaba diversas formas, podía ser remunerada en alimentos, ropa, habitación, ayuda médica, entre otros.

En 1979, señala Ojeda, este trabajo constituía una de las pocas alternativas económicas para sobrevivir para los migrantes. Sin embargo, hay que resaltar que este trabajo era considerado como una ocupación transitoria.

Como nos explicó Blanca durante la cháchara, actualmente, el panorama no es muy diferente. Las (y los) trabajadoras del hogar no siempre son remuneradas(os). Hay veces que solo se les da “propinas” o se les paga con un plato de comida. Esta situación se deriva (en general, no siempre) del hecho de que en la sierra el trabajo comienza desde que las personas son bien jóvenes. Los padres prefieren que sus hijos estén colaborando en casa o trabajando a que estén en las calles.

Aunque está muy difundida la idea de que las trabajadoras del hogar oscilan entre los 16 y 25 años (aproximadamente), el grupo de personas que tienen esta ocupación es bien heterogéneo. Hay muchos niños que son trabajadores del hogar y estos suelen ser los menos remunerados. Además hay un grupo de jóvenes que están entre los 18 y 25 años. Del mismo modo, hay un grupo de mujeres adultas que cumplen esta función. El caso de las lavanderas es complejo, ya que no se les declara como trabajadoras del hogar, ya que su trabajo no es dentro de la casa del empleador.

Ojeda nos indica que la razón más común por la que población la infantil y adolescente de las zonas rurales es incorporada al trabajo doméstico viene de la pobreza y las pocas posibilidades de desarrollo; otro factor es por el riesgo al maltrato físico y el abuso sexual al interior de la propia familia.

No todos estos temas entraron a colación en la cháchara, pero nos va a servir de introducción para comentar aquello visto el martes pasado.
Una de las cosas más importantes de ese día fue que vinieron Blanca Figueroa y Sofía Mauricio de “La Casa de Panchita” para tratar el tema de las trabajadoras del hogar.

La Casa de Panchita está constituida por un grupo de personas (trabajadoras del hogar, ex-trabajadoras del hogar, profesionales, voluntarios del extranjero, etc.) que trabajan por cambiar, de alguna manera, la situación de la trabajadora del hogar. Su lema es: Hagamos algo ya.

¿De qué manera trabajan? De muchas formas. Las actividades que tienen se centran en los domingos, ya que es el día que (en general) las trabajadoras del hogar lo tienen como día de descanso. Se reúnen y dan clases de cómputo, talleres de inglés, danza, apoyo de parte legal, apoyo en problemas emocionales, también dan refuerzos a grupos en colegios, entre otras actividades.
Del mismo modo, brindan asistencia en cursos o talleres que refuercen la calidad del trabajo de las empleadas. Dan clases de cocina y otros.

Por otra parte, “La Casa de Panchita” actúa como agencia. De esta manera, negocia con los empleadores que buscan una trabajadora del hogar. Los contratos se firman con ciertas condiciones que permiten establecer los derechos de la trabajadora del hogar. Es así, además, como se profesionaliza el trabajo de las empleadas.

Sobre este punto surgió una pregunta: ¿Es mejor que las trabajadoras del hogar se acerquen a agencias o que el trabajo se establezca directamente con el empleador? El problema de las agencias, nos explicaron Sofía y Blanca, es que muchas no conocen a la trabajadora del hogar ni al empleador. En muchos de los casos, las agencias son informales y se aprovechan de ciertas situaciones. Hay veces que se quedan con el DNI de la trabajadora del hogar para impedir que deje su trabajo hasta que el empleador le haya pagado a la agencia. Hay otros casos en que las agencias cobran su “comisión” del sueldo de la empleada (lo cual no es lícito), cuando en verdad ese pago lo tiene que hacer el empleador.

En el caso de “La Casa de Panchita”, se tiene un formulario de observación del empleador para que este evalúe a la trabajadora del hogar. Además, establecen un contrato escrito, lo cual es favorable para ambos lados y le da un carácter más formal al trabajo. Del mismo modo, velan por el bienestar de las trabajadoras, estableciendo ciertas condiciones para el empleador.

Durante la semana, también hay atención en “La Casa de Panchita": ayuda a conseguir trabajo, cursos para niñeras, etc. Asimismo, el trabajo no se centra en Lima, también se brinda información y otras actividades en centros educativos en Ayacucho. Además, el grupo de “La Casa de Panchita” intenta difundir la ley de la Trabajadora del Hogar (Ley 27986) para que tanto empleadas como empleadores conozcan los derechos de la trabajadora del hogar.

Un tema que salió a relucir durante la cháchara, fue el del seguro médico. La ley establece que el empleador debe brindarle un seguro médico a la trabajadora. No obstante, esto es muy atípico. Una situación muy común es que las mismas trabajadoras del hogar no desean que les den el seguro. Esto se da debido a que el seguro es el 9% del sueldo mínimo (que es 550 soles), y hay muchos casos en los que a las trabajadoras del hogar se les paga menos de ese monto. Es entonces que muchas de ellas prefieren no tener seguro, ya que si lo tuviesen se les restaría una cantidad sustancial de su salario.

Sobre esto, uno de los voluntarios preguntó porqué no se recurría al SIS (Seguro Integral de Salud). El problema que surge en este es que en muchos casos no aseguran a las trabajadoras del hogar, puesto que tienen un trabajo.

Más adelante, surgieron temas en torno al maltrato al que se ven enfrentadas las trabajadoras del hogar. Es común que las trabajadoras del hogar sean víctimas de discriminación y/o que se violen sus derechos. Esto se evidencia en las largas jornadas de trabajo (es poco común que trabajen las ocho horas que les corresponde, hay casos en los que trabajan 14 horas al día), en los bajos sueldos, etc.

Es entonces que la mayoría de las trabajadoras del hogar sufran de falta de autoestima. Hay que recordar que hay casos en los que han sido víctimas de maltratos y abusos previamente.

Un hecho que me pareció importante resaltar es el de la migración sin retorno. Ojeda señala que el 72% de las trabajadoras del hogar son migrantes. Sobre esto, una cosa que nos comentó Blanca, es que muchas de ellas nos pueden regresar. En muchos casos, esto se da debido a que está mal visto. Por ejemplo, aquellas que regresan es muy posible que no se puedan casar, ya que las uniones (no matrimonios) en algunas zonas se establecen desde que son bien jóvenes. Hay otros casos en los que no las quieren desposar porque “ya conocen mucho”.

Después de esto, surgió la conclusión de que habían dos problemas principales: la mala remuneración a este trabajo y el maltrato/discriminación social.
Una cosa que explicó Blanca, es que hay una evidente exclusión a las personas que ejercen esta ocupación. U ejemplo de esta es el caso de los domingos: muchos servicios, museos, centros de salud o culturales, entre otros, no abren o no atienden los domingos, cuando es muy común que el día libre de las trabajadoras sea el domingo.

Frente a todas estas situaciones, la pregunta que muchos voluntarios hicieron fue: ¿Qué podemos hacer? La propuesta que nos dieron Blanca y Sofía fue: cambiar la actitud de uno. Mejorar el trato con nuestra empleada y/o difundirlo, dejar de lado la segregación. “Muchas de las chicas con las que trabajamos desean más que nada un buen trato”. Éste puede demostrarse con un “gracias”, “la comida estaba rica”, etc.

¿Pero esto es suficiente?, nos preguntamos muchos. Según Blanca y Sofía, sí lo es. Conjuntamente con esto, recomiendan que se muestre un interés por nuestras empleadas, hay muchas veces en que uno no las conoce: no saben cuál es su apellido, donde viven, qué cosas les gusta hacer, etc.

Se trata de romper jerarquías, nos explican Sofía y Blanca, a pesar de que es difícil. No obstante, no debes (es decir, no es necesario) tratar a tu empleada como si fuera de tu familia, señalan. Si bien puede y debe haber un trato respetuoso, uno sigue siendo el empleador. Esto es más fácil de comprender con un ejemplo. Blanca comenta que le parece terrible que cuando hay una comida en la que hay diez invitados y la empleada es la ultima en servirse; es decir, le corresponde las sobras. Esto es una falta de respeto. No obstante, si uno quiere invitar a unos amigos a comer a su casa, no tiene que invitar a su empleada a comer a la mesa con ellos (si no lo desea), ya que como empleador está en su derecho tener una reunión “privada”.

Llegado a este punto del conversatorio, muchos voluntarios no se vieron muy satisfechos. La pregunta seguía en pie y surgía otra: ¿Cómo transmitir esto a más personas? Es entonces, que se evidencia que las trabajadoras también deben hacer el cambio. Dentro de lo que uno puede hacer, está el cambiar la mirada hacia el trabajo de la empleada, un cambio de actitud. Del mismo modo, no hay que contribuir al establecimiento de relaciones verticales. Sobre todo en el caso de los niños, que pueden reproducir actitudes negativas.

Si bien esto parece poco, es un inicio, es una forma de cambio. Hay muchas formas de actuación frente a este tema. El punto es: Hagamos algo ya.

Para aquellos que quieran hacer más preguntas o tener más información, pueden entrar a la página web:
www.gruporerdes.org o llamar a la oficina de “La Casa de Panchita” (ubicada en Jesús María): 424-8665.

Asistencialismo

Conclusión de la Cháchara de Asistencialismo:

El término asistencialismo está relacionado con la política. Esta es una ayuda que ataca problemas de sectores necesitados de manera paliativa. Es una solución inmediata a las necesidades básicas. De alguna manera, ha sido asociado al clientelismo.
Hay dos maneras de ver el asistencialismo. Por una parte, el lado negativo, plantea que se crean problemas ya que la gente que recibe esta asistencia se queda (o puede quedarse) en esa zozobra. Del mismo modo, el término se asocia directamente con el trabajo del Estado. La problemática se produce al subsidiar sin solucionar el asunto de raíz. Además, el riesgo que tiene el asistencialismo es que se denigra al no creer en las capacidades de la otra persona.

El lado positivo es que asiste, socorre; es una ayuda humanitaria que soluciona problemas básicos. Entonces, el asistencialismo, en una primera fase, puede ser propicio.

Hay que recalcar que esta palabra no se encuentra en el diccionario. Pero que proviene de asistencia, que es ayuda o socorro. El tema del asistencialismo se puso en boga hace algunas décadas. Tuvo una acepción negativa, ya que la visión que tenía era algo paternalista. Ejemplo de la limosna: uno da y así es más bueno (te ganas el cielo).Quienes contrarrestaban esto, buscaban cambiar la visión del pobre y fue así como fue formándose un juicio de valor negativo en torno a esta palabra.A lo largo de la cháchara del martes se plantearon diversos cuestionamientos. Algunas de las preguntas quedaron abiertas mientras que en otras no hubo una sola respuesta.

Primero vamos a presentar todas las interrogantes:
Gonzalo Talavera explicó como Techo, desde fuera, puede parecer asistencialista. “Por más que las familias paguen, lo cual les requiere mucho esfuerzo y es algo realmente significativo”, por más que ello le de un sentido de pertenencia y le quite la categoría de regalo, hay una pregunta que siempre surge: ¿Eso nos hace realmente no asistencialistas?

Pero para contestar esto, señaló, hay que tener en cuenta algunas cosas. Por más que al inicio ya se definió el asistencialismo, hay algunas lagunas sobre qué determina una actividad/proyecto asistencialista de uno no asistencialista.

Entonces: ¿El asistencialismo se define por el plazo en el que se da una solución (inmediato o no inmediato) o se define por el modo de solucionar el problema? Por otra parte: ¿La participación del beneficiario determina si el proyecto es más o es menos asistencialista? Otra pregunta: ¿el asistencialismo se define por el subsidio que se da? Es decir, ¿si cobráramos más seríamos menos asistencialista? Todas estas interrogantes nos llevan más interrogantes: ¿Hay grados de asistencialismo? ¿El asistencialismo es bueno? ¿Es malo? ¿Techo es asistencialista?

Una opinión que se sostuvo en la cháchara, planteaba que el asistencialismo es una solución inmediata a una necesidad de corto plazo que no puede categorizarse, ya que hay que ver qué viene después. Puede llegarse al asistencialismo si no se da nada después de dicha asistencia. Es entonces que sale a relucir el valor de Habilitación Social, que busca que la comunidad sea propulsora de su propio desarrollo. Por otro lado, hay posiciones que postularon que el asistencialismo no es bueno, ya que aquello regalado no tiene un sentido de pertenencia para quien lo ha recibido. Aquello que uno consigue con su propio esfuerzo tiene más valor. Es decir, algo por lo que uno ha luchado tiene un mayor valor de pertenencia. He ahí la importancia de los 200 soles que paga cada familia.

Es entonces que surge nuevamente la pregunta que hizo Gonzalo: ¿Hay grados de asistencialismo o la diferencia es cortante (asistencialista y no asistencialista)?A esto, Jose (de formación) contestó que sí parecían haber grados del asistencialismo: “Entonces, no es malo asistir, en tanto uno no acostumbre al sector ayudado a que todo es fácil”.
La ayuda asistencialista no es mala, en tanto uno maneje su grado de asistencialismo.

Ante esto, muchos techeros dijeron que, en el caso de Techo, si bien en un inicio pueda parecer asistencialismo ya que aportamos y no solucionamos el problema de raíz esto es un comienzo, es una primera etapa. Hay que contar que después de esa primera etapa viene Habilitación social. Esta etapa busca el desarrollo de la comunidad, lo cual no es asistencialista. No obstante, hay que pensar que cada etapa (construcción, habilitación, etc.) tiene sentido en sí misma. No hay que limpiar el “asistencialismo” de la primera etapa (construcción) con la propuesta de la segunda (habilitación social).

Es entonces que entra a colación un comentario de Camila (Coordinadora de Voluntariado), que es importante cuando se habla de asistencialismo, es el sentido de la urgencia. Por ejemplo, ante un terremoto, la emergencia te va a llevar a que, en un inicio al menos, la ayuda sea asistencialista. Pero no lo encuadremos solo en eso. Hay una urgencia en la pobreza misma. Por el hecho de que han sido pobres por mucho tiempo, deja de parecer que es un asunto urgente, sin embargo, la pobreza urge de ser solucionada. Tal y como señaló Mauricio (de Voluntariado): “Nos acostumbramos a la pobreza, pero, en verdad, en los dos casos en que ayudamos hay una emergencia: tanto en Pisco/Chincha como en los Asentamientos Humanos de Lima se vive en una situación de emergencia”. Y en eso no importa si la ayuda es asistencialista.

Si bien el dicho dice: “no regales pescados, sino enséñale a pescar”. Hay veces que, como señaló Rodrigo Balbontín, primero hay que darles los pescados y luego enseñarles a pescar o, incluso, para enseñarles a pescar hay tienes que darles las cañas de pesca. Hay situaciones en que uno tiene que ayudar para luego desarrollar.

Por otra parte, hay un tema importante y es que sí caemos en el asistencialismo. Pero podemos dejar de lado ese asistencialismo cuando se ve que la construcción enriquece más allá de la casa. Hay un enriquecimiento mutuo: el del voluntariado y el de la familia. Hay que recalcar que mediante la construcción se está enseñando la realidad.Es a partir de esto que muchos sostuvieron que, seamos asistencialistas o no, Techo tiene un sentido. Este se muestra en los voluntarios, en el hecho de que no se está mandando obreros y que se busca establecer una relación que acorte las brechas.

Entonces, dentro del asistencialismo hay que tener en cuenta la relación entre el que da y el que recibe. Las preguntas que surgen, llegado a este punto, son: ¿Quién tiene más poder que el otro? ¿Qué nos diferencia de quienes asistimos? Las respuestas fueron diversas y, de alguna manera todas contestaban la pregunta. Por un lado, uno ayuda porque quiere. Lo importante, entonces, es el qué nos acerca a la pobreza y la actitud que uno toma.

A esto, Alonso La Hoz (de Formación) señaló que cada uno en su propio grado, va al asentamiento engrandecido (con una mirada desde arriba). Pero al entrar en contacto con las familias, se produce un cambio. En las tres etapas se trabaja con las familias, pero también se trabaja con los voluntarios. Y lo importantes es romper esa separación. Es entonces que entra a colación la importancia del triángulo techero: llega un punto en el cual voluntarios y familias se unen. Hay interacción: no es un dar por dar. Techo enseña, o más bien, los voluntarios aprenden y se enriquecen en este momento. Habríamos de diferenciar, entonces, el asistencialismo mal dirigido de aquel que nos permite romper el ellos y nosotros, aquel que rompe brechas.

La ayuda que brinda Techo no se da por una satisfacción personal, sino que está buscando el bienestar de la otra persona, una persona que es como nosotros. Techo ayuda para esa necesidad vital que es la vivienda, pero nosotros recibimos asistencia al conocer una realidad. Entonces, el que asistencia también es asistido. Al darse este el caso, el asistencialismo se desvanece por el fin que buscamos, y (señala Gonzalo) “al ser nosotros los beneficiarios, estamos desdibujando el asistencialismo”.

En este momento, surgen diversas cuestiones que van más allá del asitencialismo, como:
La importancia de la conciencia social que es significativa dentro del trabajo de Techo. Y, por otra parte, el valor de la casa.

Sobre el primer punto, hay que resaltar un comentario de Carolina: “al conocer la realidad uno se siente responsable por aquellas personas que necesitan ayuda. Uno carga con esa mochila todo el tiempo”. Después de ir a un asentamiento y ver la pobreza que hay, uno toma una postura. En el caso de Techo, se asiste a las personas, facilitándoles una vivienda digna. Sin embargo, hay que preguntarnos qué tanta solución es la casa. Es entonces que llegamos al segundo tema. Este presentó muchos subtemas, todos relacionados entre sí.

Por un lado, solo hablando de la estructura, dar una casa brinda un espacio para vivir mejor. La vivienda “digna” te quita tantas preocupaciones de encima y abre muchas posibilidades, de esta manera, uno podría, tal vez, (a partir de esta vivienda) superar la pobreza. En síntesis, la primera etapa (la construcción/ la casa) da espacio para que la gente avance.

Virando hacia el tema de si esto es asistencialismo o no, se dijo que la asistencia que brindamos no es un regalo: la casa no se regala. Es un auxilio que llega a ser retribuido.
Asimismo, hay que resaltar que la casa es una excusa que establece una relación entre familias y voluntarios: uno da y recibe más que una casa. Ésta tiene un significado profundo más allá de la relación con la familia. Pero hay que tener en cuenta de que la casa no soluciona todo. En algunos casos, podría urbanizar la pobreza.

Del mismo modo, y esto es bien importante: la casa es un aliciente, un estímulo que lo impulsa a uno a más. De alguna manera, tal vez en menor medida que Habilitación social, la casa es un propulsor de desarrollo. Pero hay que tener en cuenta que también depende de la actitud de la familia.


Conclusiones:
Si bien hubo muchas preguntas que quedaron abiertas, se llegó a la conclusión de que hay grados del asistencialismo y que éste de alguna manera se define por el fin que se busca y por cómo se plantea la solución.

En el caso específico de techo, la casa abre oportunidades a las familias y les quita un peso de encima. ¿Es esto reprochable? Por su parte, la meta va más allá de la casa. Techo busca que los voluntarios conozcan una realidad que no les es ajena y, mediante su trabajo, acorta brechas y rompe los prejuicios que se forman desde los dos lados. Del mismo modo, enriquece tanto a las familias y a los voluntarios y crea lo que en la cháchara se llamó una relación gratificante. Todas estas cosas van a ir desdibujando el asistencialismo o presentarlo en menor grado. Si bien podría ser que Techo no acabe con la pobreza, (cito a Carolina) “está influyendo en otros y concientizándolos para que ellos ayuden a que ésta se supere”.

Entonces, si el trabajo de la primera etapa de Techo es asistencialista, es mediante esta forma que se va a poder, más adelante, ayudar al desarrollo de las familias. En situaciones de emergencia (y tanto en el sur como en los asentamientos nos vemos frente a una), el asistencialismo es una solución paliativa e inmediata, pero es un comienzo, nuestro trabajo no acaba ahí.