lunes, 30 de junio de 2008

Dicen que Ramón Castilla no ha firmado la libertad…

por: Rodrigo Yllaric

1.
-Chupetes…caramelos…cigarrillos….chupetes…cigarrillos…caramelos…chupetes… ¿cigarros señor?...veinte centavitos…gracias…chupetes…caramelos…cigarrillos…
Los atardeceres en Huancayo suelen ser bonitos. Sentada la gente en la Plaza de la Constitución, miran como el sol va alternando sus colores, haciéndose estos cada vez menos descriptibles. Ventiscas vienen y pasan, a veces algo fuertes y a veces, como si ahorraran energía, depositan sólo el aire necesario para refrescar los rostros cansados de aquellos hombres que regresan de trabajar.
Los viernes en Huancayo, como en toda provincia que sabe hacerse respetar, son alegres. Las risas de los grupos animosos resuenan en las paredes de la catedral, haciendo creer que es el valle entero quien se ríe de nosotros.
-Cigarrillos…chupetes…caramelos…
También hace su frío. Estela tiene por eso que cuidarse la garganta, no vaya a ser que, como ya ha ocurrido otras veces, se le apague la voz, perdiendo así su principal herramienta de trabajo.
-Cigarros…caramelos…caramelos de limón…chupetes…cigarros…
Casi al centro de la plaza, Ramón Castilla la mira, burlón.
“En homenaje al mariscal Don Ramón Castilla, en agradecimiento por la abolición de la esclavitud”
En placa dorada y con respectivas firmas de las autoridades correspondientes, la frase sarcástica parece dirigirse a Estela con sorna.
-Chupetes…cigarrillos…caramelos…cigarros…compre caramelo de limón…

2.
-Ayer ha muerto mi padre. Me ha dejado la casita, y los patos que tenía; voy a engordarlos para convidarlos en su velorio. Los vecinos lo querían, así que supongo que irá bastante gente, y como ya no tengo a mi mamá…voy a tener que cocinar todititito yo solita nomás. Tal vez le pida ayuda a la Rosa, pero ella anda tan ocupada con lo de su hijito que no creo que le quede tiempo para cocinar en casa ajena.
Ojalá que venga el Héctor. Me dijo que venía para llevarme a Lima, pero no sé todavía si quiera ir. Dice que acá no podemos tener a nuestros hijitos, que más progreso hay allá, y que vayamos y vayamos y vayamos. En el fondo tiene razón: vendiendo caramelos no saco casi nada, y vendiendo hierbas en la feria los domingos, tampoco se saca mucho. Allá en Lima hay harto para vender.
Lo que me preocupa es el clima…el cielo allá es grisgrisgris… “¿Cómo van a crecer allá mis hijitos?”, le pregunté el otro día al Héctor…el dice que uno se acostumbra…que al final le agarra cariño al clima loco. “¿Y la casa?” le pregunté “se consigue nomás” me dijo, “yo tengo un dinerito ahorrado, y a mis primas que están por allá. Tú en cambio…” Se quedó calladito, el Héctor, al ver que me venía la llorona por hacerme acordar que ya toda mi familia se había muerto. Pero si pues, tiene razón: acá no tenemos parientes, allá siquiera están sus primas…

3.
-Cigarrillos….caramelos….caramelos…lleve cigarros…chupete…caramelos…
-¡Esteeelaaaa!
-¡Héctor!
Corrió Estela a abrazar a Héctor.
-Mira.
Héctor le enseñó un papel doblado cuidadosamente en dos.
-Es una constancia de propiedad...he comprado un terrenito en Carabayllo, allá en Lima, y nos están esperando los cartones y los plásticos para empezar a armar la casita…momentáneo nomás, no te preocupes, que ya después…¡puf!...para arriba y con su jardinzote en la entrada…
-¡Héctor loco!
Estela abrazó a Héctor.

4.
Los atardeceres en Carabayllo, si bien no son tristes, tampoco son del todo alegres. A veces, cuando no está muy nublado, se puede ver el sol caer sobre la ciudad que crece al pie del cerro.

5.
-Cuando nació mi segunda hijita pusimos el piso falso. Es que me preocupaba yo de que crezca en la tierra, pues, acá todo es tierra…aunque la tierra también tiene su buena cosa, ah, mi hijita la primera, en la tierra y todo creció pero me salió inteligente. Ha sido siempre la primera de su salón, y para qué, ha tenido suerte porque su tía le paga colegio particular.
Dos mujercitas tengo. Creo que si el tercero hubiera nacido hubiera sido hombrecito, pero lo perdí cuando me caí por cargar el agua…por algo habrá sido…todo pasa por algo…
Sigo vendiendo hierbas, en el mercado de allá abajo, algunos días nomás. Y para qué, gano lo mismo que ganaba en Huancayo…pero ya cómo vamos a regresar pues…aunque de esterita nomás y forrada con plástico, le he agarrado cariño a la casita. Con nuestras manos la hemos armado pues. Además, la junta directiva dice que ya para octubre nos ponen agua y desagüe…qué bueno, porque ahora la plata, si no se me va en comida, se me va en agua…

6.
Todavía Ramón Castilla mira a Estela con burla desde la Plaza de la Constitución. A veces a Estela, mientras está sentada en la tarde viendo a su hija jugar afuera, le parece verlo.
“¡Bah!”, piensa, “con lo que cuesta esa placa dorada que tiene, podría comprar nuevos plásticos para mi techo, que ya vi que en invierno va a gotear duro…”

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