Tenemos aquí el caso de Julio, un voluntario del Colegio Santa María que nos cuenta cómo se sintió en su primera construcción.

Lo más impresionante de este proyecto no se puede describir con palabras. Solo aquellos afortunados que saben lo que es terminar una casa para alguien que la necesita y ver su sonrisa en el rostro, podrían comprender aquel sentimiento que nos invadió a todos. Cada cuadrilla lo experimentó al concluir la obra, al ver su esfuerzo materializado, más que en una casa, en una sonrisa.
Esta experiencia fue un llamado a la reflexión para mí, y estoy seguro que lo fue para mis compañeros. Hay un Perú allá afuera que nos necesita y solo abriendo los ojos y el corazón podremos tomar conciencia de esta realidad y superar la indiferencia, que esta sociedad se ha empeñado en enseñarnos.”
Julio César Reynaga – Colegio Santa María
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