jueves, 2 de octubre de 2008

NUESTROS AGENTES DE CAMBIO II


Nuestros techeros también opinan y nos muestran cómo desempeñando distintos roles, ellos ayudan también.


“Es difícil resumir en un pequeño párrafo todo lo que se te puede venir a la mente al pensar en todas las sensaciones y, sobre todo, toditas las lecciones que interiorizas en cinco días. Particularmente, la última construcción masiva resultó, como debe ser, muy intensa, con el trabajo imparable de cada uno de los voluntarios, con los cuales es inevitable sentirse identificado no sólo por el compromiso mostrado sino por todas las ganas que nos recuerdan con alegría, a los que ya llevamos algún tiempo aquí, nuestra primera construcción y con la convicción de las familias de que es posible salir adelante. Esto me lleva a pensar a que para todos, saber que soñar no cuesta nada es algo casi innato, pero darse cuenta de que hacer realidad los sueños tiene un precio, y que el mismo que se paga con esfuerzo, a muchos les puede tomar una vida, a otros con decisión en cambio, les bastan sólo cinco días; y creo que esta fue la lección más significativa al pensar en todos los proyectos que tanto familias como voluntarios se comprometieron a llevar a cabo a partir del trabajo en conjunto. Para terminar, y a modo muy personal, todo lo que he podido vivir hasta ahora con el techo no hace sino reafirmar mi fe en un futuro mejor para mi país.”


Alejandro Kuzma (Área Legal)


“Era el día, martes 12 de Agosto, lo necesitaba más aun por el peor fin de semana que hubiera pasado en mi vida, había perdido a una persona muy importante para mí, un amigo de esos que no sueles encontrar. Pero tuvo que pasar, cosas que uno no termina de entender. El día lunes se terminó la trágica faena, aquella ceremonia que oficializa a los que ya no están más con nosotros y con ese vacío vuelto impotencia me dejaba vencer por el cansancio hasta la mañana siguiente. Para ser sincero, no sentía la misma emoción que antes de lo que acabo de contar, de ir por primera vez a construir; pero me comprometí y algo dentro de mí o quizás desde arriba, fue muy acertado y me inclinó a levantarme, ir por mis guantes, buscar el martillo, ponerme la camiseta de voluntario y la mochila al hombro para encontrarme con mucha gente que iba a lo mismo que yo. Una vez juntos, sentí un ambiente más motivado, lo que aún yo no terminaba por sentirme, pero era sólo cuestión de tiempo, la escuela morada era la indicada para mí.



La integración del equipo era notable, gente que despertaba temprano para que todos desayunasen, cadenas de hombres y mujeres para cargar, un brazo al lado tuyo por si resbalabas, una chompa que no era tuya si sentías frío, un solo cuarto para casi 50 personas y la misma cantidad de corazones llenos de ganas para ayudar. Qué sensación tan extraña el ver un mundo que muchos de nosotros sólo conocíamos por la tele, pero qué sensación tan motivadora el pensar que alguna vez pudiste proteger de la lluvia y el frío a más de una familia. Agradezco a mi estupenda escuela morada y a las familias que nos permitieron compartir gratificantes momentos junto a ellas, mil gracias por brindarme un motivo más para la larga y a la vez tan corta vida. Sólo sé que desde el lugar que estás ahora me brindas fuerzas para construir y que todo esto nos dejó un mensaje voluntarioso: “Prohibido detenerse techeros”.”



Renzo Angello Tamaríz Martinez (Área de Formación)

No hay comentarios: