domingo, 3 de agosto de 2008

Cerrando Migraciones...

por: Nae Hanashiro




El mes pasado, comenzó el nuevo calendario de Formación, en el cual se presentó el tema de “Migraciones”. La semana pasada tuvimos una cháchara sobre las causas y los efectos de estas últimas, donde nos acompañaron Camila Gastelumendi (Coordinadora del área de Voluntariado) y Daniel Hanashiro (voluntario del área de Detección y Asignación) como panelistas. Aquí va una nota breve sobre el tema:

Las migraciones a Lima, se dieron en períodos distintos. Uno alrededor de la década del 20 y una segunda ola en la década del 50. Es de esta manera como Lima crece. El tema de la migración es bastante amplio, no obstante tenemos patrones marcados. Hay migraciones de sectores rurales a sectores urbanos, de provincias a la capital y de un país a otro. Ahora nos vamos a enfocar en las migraciones a Lima, específicamente.

¿Por qué se migra? De hecho, un factor determinante durante las décadas del 80 al 2000 fueron la lucha armada y el terrorismo. No obstante, este no va a ser el foco del artículo. Hay diferentes mitos sobre las causas de la migración. En la cháchara pasada se entró en una polémica en torno a este tema. Una posición argumentaba que muchas veces la gente que migra lo hace pensando en que en Lima va a conseguir el éxito y que va a vivir como lo hace la gente de clase media y media alta. Mientras la otra, planteaba que tal imaginario colectivo no existía y que las causas de las migraciones iban más allá de lo que sería una analogía del sueño americano.

Personalmente, me inclino más por la segunda posición. Principalmente porque si bien en muchos casos la gente que migra se establece en AAHH y vive en condiciones terribles; en muchos casos, las condiciones en las que vivían anteriormente, eran más duras (por no decir peores). Hace unas semanas estuve en un caserío en Pisco, pasando la zona de Humay. Era un centro poblado constituido por 20 o 30 familias. El agua que tenían era del río, no había agua potable, no tenían luz ni desagüe. Además, la posta médica más cercana quedaba a media hora en taxi, y los taxis también se encontraban a media hora en carro desde donde estábamos.

Frente a este panorama, podemos concluir que, al menos en la mayoría de casos, las migraciones se dan porque el Perú es un país centralizado, en el cual, las condiciones de vida en zonas rurales llegan a ser más que precarias. Las personas que migran, en estos casos, buscan mejorar la situación en la que viven, buscan acceder a una educación mejor de la que pueden encontrar en el campo (donde la mayoría de colegios son unidocentes y pueden haber niños de 1er a 6to grado aprendiendo en una misma clase), buscan poder acceder a un servicio de salud básico, acceso a agua potable, a luz eléctrica, etc.

Las circunstancias en las que viven las personas en Asentamientos Humanos no son buenas, para nada, distan de estar dentro de lo aceptable. No obstante, el caserío que visité en Pisco era ya infrahumano. Recordando que estamos hablando de una provincia de Ica, uno de los cinco departamentos más desarrollados del Perú.

El impacto que ha dado la inmensa cantidad de migraciones a Lima es notorio: asentamientos humanos han crecido (y lo continúan haciendo), cada vez son más las personas que se enfrentan a una vida sin servicios básicos, la tasa de desempleos sube, los recursos ofrecidos no son suficientes para una población limeña que sigue aumentando y aquellos que se trasladaron a la capital con la esperanza de solucionar sus problemas, están, en la mayoría, lejos de poder hacerlo.

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